A veces un fin de semana largo es lo que necesitamos porque nos sentimos muy cansados y estresados. Pero a veces los fines de semana largos nos dejan aun peor, con más sensación de cansancio y de ansiedad. No logramos recuperarnos ni disfrutar.

Ayer hablaba con una amiga que me contaba que había pasado ya dos días de este fin de semana largo acostada “descansando”, pero su sensación no era de descanso, sino de sentirse peor consigo misma pues no había hecho nada de lo que había pensado hacer y sólo había dormido, comido y visto Netflix.

Hay personas que sufren los domingos por que se viene el lunes y hay que enfrentar la semana. Bueno, un “domingo” de fin de semana largo a veces puede sentirse aún peor. Porque quizá pensaste en ponerte al día, durante el fin de semana largo, con cosas que tenías pendientes, como ordenar, hacer compras, sacar a los niños de paseo, adelantar trabajo, entre otras cosas, sin embargo, pasaste el fin de semana en cama, mirando Netflix y comiendo. Lo que sólo fue aumentando progresivamente la sensación de ansiedad y disminuyendo las ganas de hacer algo.

Bueno, este es un efecto que nos pasa a muchos.

También conozco en persona los efectos de esta mezcla letal. Todo comienza con ganas genuinas de descansar, que está muy bien pues es justo y necesario en estos tiempos de tanta exigencia. Sin embargo, el despertarse más tarde, desordenarse con las comidas, pasar mucho tiempo acostado y, sobretodo, evitar los asuntos que tenemos pendientes, van generando una energía que, en vez de revitalizarnos y renovarnos, como sucede con el descanso real, nos drena, desvitaliza y genera más sueño y cansancio.

Y al sentirnos cansados, no queremos hacer nada más que seguir durmiendo y dándonos atracones de comidas y series. Y así se nos pasan tres días en los que ni descansamos ni avanzamos en los pendientes. Sino que sólo nos angustiamos más.

Y nos encontramos ad portas de esta nueva semana, ¡menos mal que cortita!, pero que ya enfrentamos con culpa y ansiedad. Y estas emociones nos llevan entonces a sumergirnos, lo que queda del día, en la misma insana rutina.

Bueno, si esto te está sucediendo, quiero sugerirte que termines este fin de semana largo de una manera diferente. Te sugiero que salgas de la cama, te bañes, hagas la cama y elijas algunas tareas que tenías pendiente para esta semana. Pon tu alarma del teléfono 25 minutos y dedica ese tiempo, sin interrupciones, sólo a realizar las tareas elegidas. Parte con las más simples. Te sorprenderás además de todo lo que puedes hacer en 25 minutos, sin estar pendiente del teléfono.

Luego de que termine ese tiempo, y que hayas avanzado un poco en tus pendientes, todo lo que resta del día y del fin de semana largo tendrá otro sabor.

Pruébalo y cuéntame cómo te va. ¡Pasan cosas inesperadas! Yo estoy escribiendo este post. ¡Luego disfrutaré toda la tarde de este segundo domingo!